A Luis Augusto Núñez zurrando culos pontificios.
1.- Para hacer posible la dignificación de la ciudad, proponemos la bandera de la Segunda República Española en contraposición a la heráldica decadente de la Valencianidad, sus pacos pelafustanes y su variopinta gamberrada sumisa.
2.- El nuevo santo patrono de la ciudad será San Simeón el estilita o el Simón del Desierto obsequiado por Buñuel -ambos reencarnados en el Bolívar encaramado en el monolito-, vociferando y haciendo puñetas por doquier. Por lo tanto, la Virgen del Socorro y su culto inocuo se confinarán en Las Eluvias I, II y III, la Cámara de Comercio y el Centro Cultural Eladio Alemán Sucre.
3.- La Cámara de Comercio se convertirá en un museo de cera, cuya curaduría pavosa estará a cargo de los hermanos Rodríguez (no los boleristas, sino los que tienen por nombre días de la semana, despropósitos políticos y pictóricos: Lunes, Ilich y Rafael) y, por supuesto, Alfredo Fermín. La kitsch propuesta curatorial constituirá un homenaje permanente a los plagiarios, urbanistas caníbales, politiqueros de pacotilla, tinterillos y plumillistas genuflexos, fotógrafos saltimbanquis y -en fin- toda villanía en general que ha escarnecido a la ciudad. En síntesis, la exhibición sería algo así como un recorrido histórico de la infamia valenciana.
4.- Coda taxidermista de la propuesta 3: Es urgente disecar a la actual directiva del Ateneo de Valencia -toditicos ellos- e incluirla en la muestra: si bien es postnapoleónica, representa más de lo mismo. Antes que se nos olvide, a los curadores antes mencionados les tocará el mismo tratamiento después que completen su labor. Firma: El Faraón Amenofis IV.
5.- Persistimos en la rogativa del poeta Cheo Vizcaya: Convertir el Ateneo de Valencia en una pollera con burdel agregado.
6.- Importar de Krakatoa, al este de Java, un volcán lo suficientemente berraco para que sepulte en la lava a la Universidad de Carabobo. Por supuesto, enviaremos un par de ángeles -armados con espadas láser- para que rescaten a los panas comprometidos con una universidad auténtica y libertaria: Luis Alberto Angulo, Gustavo Fernández Colón, Marta Santos, Fáver Páez, Jesús Puerta, Christian Farías, María Narea, Marisol Pradas, Rafael Simón Hurtado, incluso a Carlos Villadiamante, entre otros. Castigo Divino, valga la novela homónima de Sergio Ramírez, para los grupos de poder y sus adláteres: adiposa hueste devoradora de presupuestos, bandas armadas y sus mentores intelectuales, promotores de medianías académicas y concursos amañados, cofradías poéticas de endeble consistencia, reporteros escriturales y gráficos, burócratas todos que mancillan lo que la universidad ha de ser, un espacio para el ejercicio libre de la ciudadanía.
7.- Se prohibirá estrictamente el sacrificio de los perros vikingos y los niños de la calle.
8.- Antes del desastre inducido de la propuesta 6, mientras se gestiona el volcán, mudar la Universidad de Carabobo a las instalaciones del Centro Comercial Sambil para beneplácito de sus mercantiles autoridades. La venta de cachivaches inútiles representa lo mismo que impartir clases o buscar clientela política en el campus Bárbula. Si no, que lo digan ciertos profesores de dicha casa de estudios: los cargos académicos son de carácter hereditario y providencial, su obtención está absolutamente reñida con un concurso limpio de credenciales u oposición.
9.- Coda sacrosanta derivada de las propuestas 6 y 8: Otorgar a la Universidad de Carabobo el inequívoco lema de "casa que vende hasta las sombras, a la cual se le quemaron todos los fusibles".
10.- Celebrar cada año la Semana del Terror, en la cual se honrará a Boves quien puso en evidencia la arrastrada cobardía de la oligarquía valenciana.
Dado, firmado y sellado en el Bar La Guairita. Publíquese y ejecútese cuanto antes.
Valencia de San Simeón el estilita, 11 de abril de 2009.
PS: Se les hará llegar a los felones de abril, reos de la justicia -Simonovis, Vivas y Forero-, un kilo diario de fororo o gofio para un restaurador desayuno.
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