lunes, 31 de diciembre de 2007

ELOGIO EN CURSIVA DEL LIBRO DE BOLSILLO. PEDRO TÉLLEZ


ELOGIO EN CURSIVA DEL LIBRO DE BOLSILLO

Pedro Téllez


I


Una enemistad secreta envuelve a bosques y bibliotecas: incompatibles los bosques son desorganizados, el “azar” les conforma o leyes desconocidas a las que llamamos azar. Inherente a ellos el peligro y el acecho: la sombra. La biblioteca está iluminada para mejor leer, sus libros en orden, clasificados decimalmente. En la claridad meridiana de sus estantes predomina la línea recta. En la biblioteca el azar no esta permitido. En el bosque la materia está viva, “orgánica”; en su contraparte, la biblioteca, la materia está muerta: Estantes de madera seca, pulpa de papel y la ironía de Lichtenberg: “¿Que haremos cuando los árboles desaparezcan? –¡Quemaremos los libros hasta que vuelvan a crecer!”.


II


Un cuadro de Cranach: un santo leyendo en el bosque, el cardenal Alberto de Brademburgo representado como San Jerónimo, fieras a sus pies y escritorio al aire libre; el escritorio es una tabla de madera rústica sobre dos troncos cortados que sostiene un enorme volumen; en un claro los venados juegan mientras el santo lee y escribe a la luz del día; al fondo del cuadro una ciudad. Esta lectura “en el” bosque forma parte de las dificultades de la santidad. En otro cuadro anterior San Jerónimo (Cardenal Alberto) lee cómodamente en su estudio, iluminado por un gran ventanal, en amplio escritorio y bajo una lámpara de techo; al fondo biblioteca y un reloj de arena: Sólo la habitación repleta de animales salvajes comunica un cuadro con el otro. Contemporáneo de Cranach, uno en Viena y el otro en Venecia, es el también renacentista Aldo Manuzio que imprime en 1501 el primer libro de bolsillo: Una edición de Virgilio, el poeta de La Eneida, pero también el poeta campesino, de las Geórgicas y Bucólicas. Por su fecha, por un año, este primer libro de bolsillo no es un incunable (catalogación arbitraria que va desde los libros de tipos móviles hasta 1500). Pero el límite es oportuno, pues en 1501 el mundo tipográfico abre con los libros portátiles un mundo nuevo Es un “manual” que se lee de la mano y no sobre escritorios como los de Jerónimo, enchiridion es el término griego. Manuzio diseña un nuevo tipo de letra para el formato: la cursiva. Hoy se usa para distinguir entre dos textos: para diferenciar. En el renacimiento la cursiva se acercaba al manuscrito, en los extremos de la letra semeja al trazo a mano. Además eran letras más compactas que se prestan al pequeño tamaño de la pagina del libro. Libritos dirigido a un público joven, y para ser leídos durante viajes, esperando, en el bosque o en la ciudad, durante paseos. “Libritos” por su tamaño, pues eran librotes, las primeras ediciones en latín o en lengua vulgar (italiano) de los clásicos, que entonces eran los clásicos grecolatinos. El de bolsillo es un libro personal. Por su potencial de desplazamiento, de intercambio, donde más de uno se perdería, esos primeros libros de bolsillos son hoy raros: las valiosas ediciones aldinas. Además de las cursiva y el formato en octavo (la hoja se dobla tres veces para dar ocho folios) del principio, y le seguirían formatos menores cada vez menores (12vo., 16vo.). Los libros de Manucio tendrían tapas de cartón y no madera, lo que les hacia más ligeros y flexibles, como su contenido: Los mejores escritores griegos y romanos en cuidadísimas ediciones. Solo en aquel momento inicial del libro de bolsillo los mejores fueron también los más vendidos, los bestseller. Resumiendo, el aldino estaba impreso en cursiva, con encuadernación de cabra y tapas de cartón, buen papel hasta hoy intacto y de contenido la edición pura de un clásico. Las ediciones crisol de Aguilar serían una especie de aldinos actuales, en especial los crisolitos que salen anualmente. Pero lo más importante es el nuevo lector para el cual se dirige el libro de bolsillo, y que llamaremos el lector del bosque o lector salvaje. El nuevo libro produce y es reflejo de la compleja transformación de la lectura en el Renacimiento: agregaríamos que aquí la potencia de la imprenta se manifiesta. Incluso el inédito formato condiciona el volver de géneros olvidados, y el entronizamiento de algunos conocidos: el libro médico de carácter aforístico, que es leído en voz alta, por el maestro a los discípulos al pie de la cama de los enfermos; los libros de oraciones, en voz baja, acompañan al lector devoto en los patios de los conventos; el teatro de bolsillo se presta para las compañías itinerantes; el militar viaja con sus poemas, y los puede leer en forma íntima, antes o después de la batalla; el libro erótico que se lleva consigo y se comparte en los jardines o en las recámaras, antes o después de la batalla. Con el tiempo habrá espacio, en la nueva selva de libros, hasta para el acecho de los enemigos de la lectura: Uno de los primeros bestseller del siglo XVIII, los avisos de Tissot contra el daño de la lectura. Aviso a los literatos y personas de vida sedentaria sobre su salud, es impreso en formato de bolsillo. El bosque se hace jardín con el libro de bolsillo. Un aparente triunfo de la biblioteca, veremos por qué.


III


La nueva forma de leer al aire libre, hombres y mujeres al aire, entre árboles, o mujeres solas, desafiando el antagonismo secreto entre la biblioteca y el bosque: Francisco de Miranda en su Diario anota su lectura romántica de Las Geórgicas, reedición de bolsillo recién hecha (casi tres siglos después del invento editorial de Manucio) que adquiere en su viaje por países europeos. Destaca en su anotación del 28 de julio de 1788: “A las 6 en pie y tomé una silla con que me fui a Khel, pequeña villa a una legua corta de aquí, del otro lado del Rhin... después me fui hacia la imprenta que está dentro del fuerte, construido antiguamente por los franceses y ahora arruinado... el director de dicha imprenta me dió un billete con el cual otro (director) me vino a enseñar el todo... vimos la sala de composición, de asamblaje, de prensas (24 creo), todo en muy buen orden... estuvimos en el almacén donde vi la edición completa de las obras de Voltaire... algunos otros libros también han impreso, de los cuales compré uno, las Geórgicas de Virgilio...” . Escribe días después, el 4 de agosto de 1788: “...En el ínterin Virgilio, al son de los bastones con que los labradores baten el trigo... cuando llegué a la pequeña villa de Neun Kirchen... resolví pasar la noche, pues el cuadro interesante de la vida campestre que todo el mundo ejerce allí me convidaba para ello... efectivamente, los que batían los granos, los que conducían las hierbas, los que traían los rebaños...me representaron aquella tarde el espectáculo más rural que he visto en mi vida...y todo delante de mi ventana, de donde, con Virgilio en la mano gozaba todo...” Así leía Miranda, comiendo ciruelas del árbol que daba a su ventana leyendo las Geórgicas. Meneses comentando este pasaje “La moda pastoril y el respeto por la antigüedad se juntan para hacer de la lectura de Virgilio una ejemplar aventura espiritual”. Esta aventura romántica sólo es posible con el libro portátil, más allá de cualquier escritorio o estantería.


IV


Con el tiempo se han dado las condiciones para la venganza del bosque: El libro de bolsillo desorganiza la biblioteca, selvatiza las lecturas, multiplica los lectores y pasa de mano en mano, de mujeres a hombres como pretexto de nuevos encuentros, la devolución y el comentario. En su venganza se acompaña de su “pareja”: el cuaderno de notas. Y si antes se anotaba en sus pequeños márgenes, ahora la literatura portátil deviene en escritura. Se ha configurado un nuevo lector, que lee y escribe en el bosque, o en el jardín, en cuartos de posadas de países lejanos; y si lee en la biblioteca, pública o personal, lo hará a la manera del viajante, prefiriendo lo liviano y concentrado, lo que valga la pena llevar y traer, lo ameno y lo que deja, los clásico antiguos y modernos. Es el lector salvaje: Y Miranda en su Diario de Viajes es uno de ellos. No en balde en el catálogo de la subasta de sus libros, “catalogue of the de la valuable and extensive library of the late General Miranda” (1828), en “octavo et infra”, están 437 de los 780 libros, es decir mas de la mitad de los volúmenes de la biblioteca “fija” de Miranda son de bolsillo o portátiles, están en octavo o en un formato menor. En el catálogo de la segunda subasta y remanentes serán 385 de 1071, la proporción se mantiene si se entiende que se venderían más en la primera, pues se incluyen restos de aquella. Encontramos numerosas ediciones aldinas (primeros libros de bolsillo), tanto en la subasta, como en la donación de clásicos griegos y latinos que hizo a la Universidad de Caracas y que hoy se conservan en la Biblioteca Nacional. Pero será en las inspecciones de su equipaje, donde escrupulosos funcionarios aduanales toman nota de los títulos y de sus características, donde vemos el predominio de los libros en formato pequeño de octavo, en 12º- y en 16º-.


V


La feria internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (Filuc) tiene más de bosque que de biblioteca: Por la ubicación de los libros para la venta en espacios abiertos y asistemáticos, en el desorden del bosque editorial, donde serios comerciantes y expositores toman por unos días el rol de buhoneros, rematadores de libros a la caza del lector deambulante: Lector salvaje que va o viene del café o el bar, y que sabrá escoger a su igual: El libro portátil o de bolsillo, el rey de la feria, que acompañara al paseante por selvas de asfalto, en su trayecto errático por el tedioso domingo valenciano.

jueves, 27 de diciembre de 2007

CONFESIONES DE UN POETA Y III. LEDO IVO (Traducción de José Carlos De Nóbrega)


CONFESIONES DE UN POETA.
LEDO IVO.

I

EL VIENTO VAGABUNDO.


No estimo a los analistas, ni a los psicoanalistas ni a todos aquellos que, movidos por intenciones terapéuticas, se abalanzan sobre los males de las almas, despojando a las criaturas de lo que ellas poseen en lo más secreto y substancial de su ser, que son sus neurosis y obsesiones, sueños y obstinaciones, reduciéndolos a piscinas vacías. Pero, aquella noche en Portland, Oregon, la conversación, en la acogedora casa extranjera, ennoblecida de observaciones y confidencias respecto a la variada naturaleza humana. Un viento proveniente de Alaska me olfateaba como un perro glacial. Entonces, conté a un especialista atento el sueño que me sigue, o persigue, desde la infancia.
Conté mi sueño con la salvedad de ignorar si naciera de la realidad o pasara de la ensoñación a la vida abierta. En ese sueño, que se repite bajo incontables variaciones, como un motivo conductor de una composición musical, soy un niño o un hombre en procura de algo que jamás será encontrado, una vez que despierto siempre en los alrededores del descubrimiento. Un episodio de la infancia, por cierto real, lo nutre: aquella noche en que, en una feria, me le extravié a mi padre y, en medio del llanto, viví minutos de aflicción, por cuanto a mi vuelta los carruseles corrían y las luces de la rueda gigante fulguraban entre lágrimas. El instante dramático se multiplica en la memoria adúltera que la guarda y reinventa. Pequeño, más de una vez me encuentro perdido en la fiesta ruidosa, entre rostros permutables que me miran fijamente o pasan sin prestarme atención. Estoy en un chorro, sobrevolando Nueva York, pero Nueva York no existe. Vago entre calles barrocas; contemplo palacios de vidrio que protegen los gestos infantiles de burócratas diáfanos; me acerco a dos navíos podridos en las lagunas natales, bajo la imprecación de gaviotas perturbadas por mi curiosidad; subo escaleras en espiral que me conducen a la torre truncada del farol que iluminó mi infancia. Pero cuando creo estar cerca de distinguir lo que busco –un lugar, una mujer, una concha, la metáfora que consagra la abolición de la muerte- mi mano levantada es la de alguien que despierta, en el gesto desconsolado de apartar una oscuridad prematura.
El Doctor en almas humanas acogió mi sueño y me sorprendió con su diagnóstico. Al contrario de eventuales pasantes, siempre inclinados a interpretarlo como un parto reiterado de la incertidumbre y la inseguridad, vio en él el obsesivo síntoma íntimo de una búsqueda.
Mi sueño significaba la lucha de un hombre en procura de su personalidad. A su entender, yo no era una criatura perdida o insegura, o extraviada del Padre Celestial (hipótesis de un amigo católico), y sí el ser que se busca a sí mismo. La sentencia exacta o falaz, esclarecía uno de los problemas que más me perturbaran, desde la adolescencia hasta la madurez: el de mis límites.
Al llegar a Recife, para las primeras aventuras literarias, lo que más me impresionó fue la limpidez de las señales estéticas de un principiante que habría de ser uno de los más grandes poetas de nuestra lengua. Joao Cabral de Melo Neto comenzaba y terminaba nítidamente. Todo, en él, ostentaba la exactitud de un cuchillo. Con certeza en el cuchillo sólo la lámina de su lucidez contundente tenía el brillo de una locura mallarmeliana, que lo obligó, cierta fecha, a un aislamiento en el que contemplaba “jardines enfurecidos”. (Es sorprendente, también, que sus incontables críticos y exegetas no se hayan detenido, todavía, delante de esa arista visionaria de poeta que celebró “la servidumbre de las ideas fijas”, prefiriendo navegar sólo una de sus dos aguas). Mas regresemos un momento de aquel primer encuentro de dos jóvenes poetas que, precisamente porque eran diferentes y antagónicos, con sus estéticas que se repelían y se desencontraban, podían caminar juntos. En cuanto Joao Cabral mantenía sus alucinaciones bajo el control de un albo sol de aspirina, automedicándose al punto, y conocía la extensión de sus tesoros, produciendo poemas como el molino produce agua, yo era todo incertidumbre y torbellino, abundancia y desperdicio, secuestrado por una turbulencia de mí mismo desprovista de flechas y contornos.
Yo temía que mis dones eventuales me extraviasen. A mi rueda, no eran pocos los que me etiquetaban de esparcido y veían con mal ojo mi futuro poético. Era necesario contestar el canto matinal, vigilar al importuno visitante nativo, represando las aguas tumultuosas de la vocación y convirtiendo el torrente en el andén –o lo mismo, ¿quién sabe?- de una estación central.
Hoy, acostumbro preguntarme si lo conseguí, ya que los críticos más juiciosos, semejantes a los exploradores que se conforman con la punta del iceberg, aman aludir en mí el virtuosismo y la pericia formal. Y me pregunto si esa proeza –tal vez guiada menos por la voluntad sedienta de la afirmación de que por el instinto creador que, a lo largo de la vida, va mutando de lo abstracto a lo concreto- no tendrá erradicada algunos segmentos valiosos o, estancando fuentes vivas, impuso silencio a una alta verdad que sólo podría ser dicha a través del abuso o del exceso. Pienso, a veces, que en la flor invisible seguro faltan algunos pétalos, que yo no supe proteger de la intemperie. Tengo pesares de lo que no fui, de lo que dejé de ser.
Mi ambición, en la mañana de los primeros versos tuertos y de la prosa balbuceante, era crear un recipiente formal que me contuviese por entero, en una melodía durable. Yo era el llamado a establecer el espacio de mi entereza sin el sacrificio de las máscaras deseosas de exhibirse, de todos los yoes que se suceden con sus imprecisiones prestigiosas y metafísicas engendradas por la brisa, de todas las letras del amor y de la alegría.
¿Habré cumplido mi promesa? Es lo que pregunto a las estatuas de la noche, al viento vagabundo y las colinas, a los emblemas del día, a la vaga transgresora que desafía el desorden bellísimo del mar.
En vez de calmarme, con sus preguntas, me tupió de interrogantes. Así, no pertenezco al linaje de los que tienen respuesta para sus semejantes. Antes bien, soy de la familia espiritual de los que sólo tienen preguntas y, con su constelación de incertidumbres íntimas, sólo saben indagar y sembrar dudas.
En la fiesta bullente de las letras y la vida, soy de nuevo el niño perdido y reencontrado que se busca a sí mismo entre rostros indiferentes, cierto que sólo esa búsqueda tendrá el poder de transformarlo en lenguaje.

CONFESIONES DE UN POETA II. LEDO IVO (Traducción de José Carlos De Nóbrega)


XXIII

SIEMPRE SUEÑO QUE SOY OTRO .


Sueño que, siendo otra persona, ando por un corredor infinito (o un laberinto) en busca de alguien –y soy yo mismo ese alguien procurado.
Cada puerta abierta me muestra a mí mismo sentado delante de una mesa, y a la espera de la visita de ese otro que es el único, al paso que soy decenas.
Z . me cuenta que, durante su luna de miel, imaginaba ser el cáliz de una flor monumental. Le ocultaba, sin embargo, al marido ese pensamiento que, a su entender, tenía un dejo licencioso.
Desahogo de un individualista: “Prefiero una vagina a un comicio”.
Estaba casi sepultado, en la nieve del Central Park, aquel gorrión que el dios del frío matara.
En un parque, entre árboles, bichos, fuentes y piedras. Todos los seres y cosas que me rodean, dotados de voz o silencio, inmovilidad o movimiento, se convierten en señales de una realidad más profunda. El grillo inmóvil en el césped propone una analogía.
La aglomeración, ese jardín maculado donde recogemos la flor de nuestra propia soledad.
En París, un río atravesaba mi cuarto y los plátanos iluminaban mi amor.
Me siento en una jaula –tal vez la jaula que encierra a todos los hombres. Me ven el desaliento, la certeza de una condenación a muerte. Jamás la libertad habrá de abrir para mí sus portones brillantes.
Poesía, rosa de la inteligencia. Mas, cuando escribo un poema, siento que mis palabras derrumban las barreras de la inteligencia y avanzan por un nuevo territorio.
Estamos aquí en la Tierra para vivir, ¿pero dónde está la verdadera vida? Somos todos máscaras, actores de una pieza interminable.
En el racionalismo de los poetas, está siempre presente la nostalgia de la locura.
Siento nostalgia de incorrecciones, descuidos, impropiedades sintácticas y estilísticas. ¡Que el dios de los escritores me conceda hoy la gracia de cometer una apostasía! Llego a envidiar a X., que escribe en un pésimo portugués, lo que no deja de ser una forma de transgresión.
Nuestra vida verdadera es un misterio, al cual los otros no tienen acceso. El silencio con que la guardamos la protege como un escudo. Los otros nos aceptan o nos juzgan por lo que, en verdad, no somos. Y la aceptación y el juicio, en esos otros que se asemejan a nosotros por su misterio también inabordable o indescifrable, indican que vivimos y nos comunicamos gracias a nuestras máscaras.
Esta confidencia que me hizo un día G.F.: “Hubo un tiempo en que mi gloria incomodaba a mis enemigos. Ahora, ella comienza a incomodar a mis amigos”.
Muchas veces, lo que digo está oculto en lo que digo. Es un cuerpo que, escondido por la ropa del lenguaje, sólo se entrega a quien lo alcanza.
Mar, ese monosílabo inmenso que desde la infancia resuena en mis olvidos. Mar, palabra larga –la m de las olas levantadas e incesantes, la que contiene todas las aguas, la r final de las rocas y los arrecifes.
Las palabras son figuras. Cada una de ellas tiene un rostro, tronco, miembros. Ciempiés, una palabra dotada de cien pies.
La calandria bella como un pavo real.
La noche negra de las aguas vivas y pútridas. Seres minúsculos y desasosegados -¿promesas de peces?

CONFESIONES DE UN POETA. LEDO IVO (Traducción de José Carlos De Nóbrega)



L

VUELVO A OIR LA MAREJADA DE LAS AGUAS NEGRAS.


Somos nuestras imágenes. Quien imagina un desierto, en el día irrestituible, se refugia en su propia desolación. La planicie se abre para quien desea evadirse, y perderse en el mundo como una de esas hormigas extraviadas que la ambición desvió del camino. La marejada de las aguas negras de una laguna, que yo oía en Maceió, y volví a escuchar en Venecia, impone en mí la dicción de un universo en que los elementos más contrarios reclaman adhesión y purificación.
La presencia de mundos apartados, de materias situadas antes de la repartición, es como la respiración de los amantes después del amor: aún enlazados y compenetrados, el uno en el otro, y confundidos en sus aguas cómplices, ya se hallan con todo apartados por la súbita supresión del éxtasis. En el barro fétido de la laguna, se esconde el agua universal del océano y la arena profanada por las miasmas disgregadoras. En la cronología pulverizada en que soy, al mismo tiempo, sumisión y aparición, ¡el minuto que pasa tiene el trajinar del hormiguero abierto! y las imágenes profundas más de una vez disputan el reconocimiento solar de un día ofuscante como el verano que ilumina los lagartos entre las piedras. El viento, pasajero como un dios, deja intacto a los niños.
Los mangos que palpitaban bajo las lluvias torrenciales de las madrugadas antiguas –cuando la sábana del niño insomne se levantaba como la brisa en las velas de los galeones repletos de oro de los piratas- vuelven a jadear en la alameda mentirosa que franja mis sueños devastados por el martillar monótono de las olas. Las estrellas cambian de posición, como las luces de los aviones en la curva celeste que anticipa la proximidad del aeropuerto. Y heme delante del día, que es una sucesión interminable de ventanas abiertas; y heme de nuevo delante de la noche fragante de los naranjos en flor.
Mas todavía abandonamos la mano de la masa confusa de seres y recuerdos, sueños y desconsolaciones, trabajos y rabias. Y de todo el catastro personal resta apenas, lumbrarada en la oscuridad, la imagen de un niño frente al Océano, y que escucha, en las muchedumbres y vientos acumulados alrededor del astillero podrido, la larga melodía de la memoria para siempre victoriosa –esa música sofocada, esa euforia de las aguas chorreantes y reunidas en la desembocadura del tiempo, esa respiración del mundo que, importunando a los vivos con su reiteración, ya no tiene prestigio sobre aquellos que, difuntos, están más allá de la desolación y de la muerte.

domingo, 23 de diciembre de 2007

MARX Y LA LITERATURA BURGUESA


MARX Y LA LITERATURA BURGUESA.


Un conocido revolucionario del siglo XIX llamado Karl Marx, a quien nadie puede acusar de proclividad pequeño burguesa, recitaba a Shakespeare de memoria, se extasiaba con Byron y Shelley, elogiaba a Heine y consideraba a ese reaccionario de Balzac como un admirable gigante. Y tanto él como F. Engels se lamentaban de que un genio como Goethe se rebajase al filisteísmo y a los honores de su pequeño ministeriazgo ducal. No ignoraban sus contradicciones humanas y filosóficas, sabían perfectamente hasta qué punto Goethe era un artista de las clases reaccionarias; pero no obstante lo amaban y admiraban, lo consideraban como una contribución definitiva a la cultura de la humanidad.


Hermosa lección para ciertos revolucionarios de bolsillo.


Pienso que el signo más sutil de que una sociedad está ya madura para una profunda transformación social es que sus revolucionarios se revelen capaces de comprender y recoger la herencia espiritual de la sociedad que termina. Si eso no sucede, la revolución no está madura.


Ernesto Sábato: “El escritor y sus fantasmas", Seix Barral, 2004.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

AGUINALDOS PARRANDIGMÁTICOS. Marcelino Gil


Aguinaldos parrandigmáticos

Marcelino Gil

Niño:

Ya viene el aroma
y el fulgor que emanas.
Ojalá vinieras
todas las semanas.


Por eso te pido
con plena humildad,
estos favorcitos
para Navidad:

Que no les dé nada,
ni gripe, siquiera,
a Marcos González
y a Escobar Cabrera.

Gastando zapatos
por tomarte fotos
Rafael Ojeda
ya los tiene rotos.

Hazle unos cariños
a José Bruzual,
porque al fin y al cabo
no se porta mal.

Que perdone, ruégale,
a tu padre Dios,
todos los pecados
de Alfredo Veloz.

Trae desde el Cielo
un tarro de miel
para que se endulce
Gustavo Montiel.

Advierte a Oliveros
di rendersi conto
porque el negro gallo
cantará muy pronto.

Hazle a las viuditas
sabrosas maldades.
Y, para que goces
estas Navidades,

Junta a los políticos
y poetas malos:
Agarra un garrote
y les caes a palos.

Dibuja unos marzos
con color de abriles,
para el calendario
de Francisco Ardiles.

Ponte filosófico
y habla de Bergsón
para que disfrute
Miguel Patacón.

Dime si es verdad
que en algún verano
cantaste un bolero
con García Marcano.

Tú, que eres la cura
de los peregrinos,
cura la saudade
de Orlando Chirinos.

Formúlame ahora,
que ya voy de ida,
una teoría
de la despedida.

Vete a Miraflores
y al más puro obrero,
regálale el libro
de Orlando Baquero.

Sálvame del odio
y efluvios letales,
de tantos liróforos
departamentales.

Tú, que en Cumarebo
las fiestas alargas,
decreta una eterna
para Ciro Vargas.

Si te sientes íngrimo
en la noche lóbrega,
busca que te cuide
José Carlos Nóbrega

Ve con Freddy Ordaz,
visítalo un rato,
quién quita y se atreva
a hacerte un retrato.

Vente al Rectorado,
rompe las rutinas,
repartiendo magias
por las oficinas;

haz que los burócratas
se mueran de asombro,
cuando se contemplen
tu luz en el hombro.

Llévate a Elio Araujo
a patear Los Andes,
y empaten en ésa
a Quintín Hernández.

Reconforta a Pedro,
(aquél de Carora),
que en la noche ríe
y en el día llora.

Tráete en este viaje
para Andrés Cerceau,
las fotos del Diablo
que Capa tomó.

Labra un verso único
de insólito dejo,
y se lo regalas
a Eugenio Montejo.

Para que enjoyeles
tu regia región
llévate los ojos
de María Garzón.

Dale a Ralph Granado
sabias instrucciones:
Que mezcle una lágrima
con las libaciones.

Al poeta Burgos
no lo desampares:
Dale muchas vírgenes
y muchas Guanares.


Y si te lo llevas
deja testimonio
de que está en la Gloria
junto a su unicornio.

Dale a Lenín Sánchez
ron Aniversario
cuando llegue al Cielo
con su Diccionaurio.

Si te vas solito
por los medanales,
llévate la brújula
del Negro Querales.

Vente a que te den
una clase rara
Emeterio Gómez
y el Gordo Guevara.

Pásate una tarde
bebiendo feliz
en el Bar Modelo
y en el Le París.

Y si la parranda
se pone bonita,
agarra tu taxi
para La Guairita.

Que te lo prescriba
-dile a Carlos Rojas-
tu antidepresivo
por si te acongojas.

Coda

Y a mí, no me traigas
nada, pero nada.
Ni bueno ni malo:
Ya voy de arrancada.

Estos son los últimos
versos que te escribo:
El año que viene
no voy a estar vivo.

Ya no tengo huesos
ni tengo ya músculos:
Me pasé los años
mirando crepúsculos.

Sólo tendré algo
cuando sea cadáver:
Y eso será herencia
del viejito Fáver.

Báñanos con toda
tu luminiscencia,
para que sea bello
morir en Valencia.

viernes, 30 de noviembre de 2007

INFORME DE GESTIÓN VOCERÍA DE LA RED DE ESCRITORES ANTE EL CONSEJO EDITORIAL COMUNAL DEL ESTADO CARABOBO E IMPRENTA REGIONAL AL 30 DE OCTUBRE DE 2007


INFORME DE GESTIÓN
VOCERÍA DE LA RED DE ESCRITORES ANTE EL CONSEJO EDITORIAL COMUNAL DEL ESTADO CARABOBO E IMPRENTA REGIONAL
AL 30 DE OCTUBRE DE 2007


En mi condición de vocero de la Red de Escritores, capítulo Carabobo, ante el Consejo Editorial Comunal del mismo estado, y miembro principal de la Junta Directiva de la Red en el ámbito editorial –elegido por la Asamblea realizada el 19 de septiembre de 2007 en la Galería Luis Guevara Moreno de la Biblioteca Feo La Cruz-, consigno este informe a las personas e instancias interesadas en la materia atinente al libro, la lectura, la literatura y la cultura dentro y fuera del estado. La presente crónica, más que rendición de cuentas, constituye mi más auténtica preocupación por la coyuntura en materia editorial, pues la encuentro sumida en un inquietante paréntesis luego de la presentación de los primeros tres libros de la Imprenta Regional, misión cumplida el día sábado 6 de octubre de 2007 en el marco de la III Feria Internacional del Libro de Venezuela, capítulo Carabobo. En pocas palabras, ésta es una posición crítica relativa a la promoción de nuestros autores dentro y fuera de la región.


La primera reunión conducente a la constitución del Consejo Editorial Comunal del Estado Carabobo, convocada por la Plataforma del Libro y la Lectura del referido estado (coordinada por Freddy Rojas), se llevó a cabo el 24 de mayo de 2007. Se entregó a los asistentes un material fotocopiado relativo a las actividades propias del Consejo Editorial Comunal como tal además de la Imprenta Regional. De esta jornada de trabajo se obtuvo la composición del Consejo Editorial Comunal del Estado Carabobo, el cual queda hoy de la siguiente manera:


Por los Consejos Comunales tenemos a Antoinette Antypas, Vielsi Arias, Fernando Saavedra y Wilmer Sánchez.
Por la Plataforma del Libro y la Lectura, Freddy Rojas en su condición de Coordinador.
Por el CONAC a la escritora Gloria Peña Cruz.
Por la Red de Escritores, José Carlos De Nóbrega.
Por la Misión Cultura a María Teresa López.
Por Librerías del Sur a Norma Agatón.
Anaís Silva, diseñadora, y Héctor Villagómez, operario de la Imprenta Regional.


Se acordó que este Consejo Editorial se reuniría los días viernes a las 2:30 pm en la Biblioteca Feo La Cruz de Valencia, hasta que se instalara la Imprenta Regional en su sede actual ubicada en el INCES de Los Colorados, segundo piso, aula 2-4 (lo cual ocurrió a partir del viernes 15 de junio de 2007). En la actualidad, el Consejo no se ha vuelto a reunir pues la concentración de los esfuerzos en la III Filven 2007 (del 3 al 7 de octubre) y el Congreso de Cultura (última semana de octubre) nos ha obligado a posponer sus sesiones de trabajo.


El Consejo Editorial Comunal posee una página blog:
http://consejoeditorialcarabobo.blogspot.com/, la cual está dirigida por José Carlos De Nóbrega. Está activada desde el mes de junio de este año, teniendo a la fecha 54 entradas.


He aquí la relación y el estado de los libros recibidos por el Consejo Editorial Comunal y la Imprenta Regional de Carabobo:


OBRAS CONSIGNADAS PARA SU PUBLICACIÓN POR EL CONSEJO EDITORIAL COMUNAL DEL ESTADO CARABOBO. Al 30 de octubre de 2007:
1.- 13 Fábulas y otros relatos de Richard Montenegro (narrativa). Editado (tiraje completo, 500 ejemplares).
2.- Volverme Alúmina de Norys Nicoliello (poesía). Editado (tiraje parcial).3.- Sobre lo vivido de José Horakyo Guillén (poesía). Editado (tiraje parcial).
4.- Antología Terrorista del Grupo Li Po (narrativa y ensayo). Está diseñado (primera revisión).
5.- 7 x 7: Una antología de la poesía contemporánea de Brasil (poesía). Está diseñado (primera revisión).
6.- Epigramas del Sanjón de José Francisco Nuñez (poesía). Aprobado. Está diseñado (primera revisión).
7.- Pedro Carajo de Rafael Hilario Ramírez (narrativa). Está diseñado (primera revisión).
8.- Una Noche Contigo, Una Noche sin ti de Orangel Gil (poesía). Postergado.
9.- Petroglifos de Vigirima de Leonardo Páez (investigación). Aprobado. Por editar.

10.- 12 relatos en físico de Alexei Quevedo (cuento). En lectura.
11.- La revolución, desde un pupitre a la calle de Jorge Maza (testimonio). En lectura.
12.- Poesía y Poemas de Luis Omar Castellanos (poesía). En lectura.
13.- Poesía y Reflexiones de Yenireé Henríquez (poesía). En lectura.
14.- Adivinanzas adivinadas de Pedro Téllez y José Abreu (literatura para niños). En lectura.
15.- Colección de Décimas de los hermanos Olaizola (poesía). En lectura.
16.- Poemario X de César Castillo (poesía). En lectura.
17.- El Brujo de Luis Moro (poesía). En lectura.
18.- Tres poetas, tres estilos, un mensaje de amor. En lectura.
19.- Cuentos de una “alezolana”: Alemana de nacimiento, venezolana de corazón, de Christine Graf Wegscheider (testimonio). En lectura.
20.- Pozo de Pensamiento de Arnaldo Jiménez (ensayo). En lectura.
Los dos últimos libros se hallan en mi poder; pronto les haré llegar el informe de lectura correspondiente.

A tal respecto, se había proyectado presentar los primeros siete títulos de la lista en el marco de la III Edición de la Feria Internacional del Libro de Venezuela, capítulo Carabobo, el día sábado 6 de octubre de 2007 a las 2 pm en la Galería Luis Guevara Moreno de la Biblioteca Pública Manuel Feo La Cruz de Valencia. Tal era nuestro planteamiento para el 21 de septiembre de 2007, cuando el Consejo Editorial Comunal se reunió con la representante de la Editorial El Perro y la Rana, Marisela Guevara. Sin embargo, tan sólo se presentaron los libros de Richard Montenegro, Norys Nicoliello y José Horakyo Guillén, dadas las limitaciones técnicas y funcionales que expondremos más tarde.

En relación a los libros publicados, destacamos los siguientes aspectos:


a) Sólo 13 fábulas y otros relatos de Richard Montenegro posee el tiraje completo (500 ejemplares). Sin embargo, se presentaron alrededor de treinta ejemplares por dotación insuficiente de cartulina Bristol para las portadas. Los poemarios Volverme Alúmina de Norys Nicoliello y Sobre lo vivido de José Horakyo Guillén no poseen el tiraje completo; al igual que el primer libro de la serie, se presentaron treinta ejemplares de cada uno por dotación insuficiente de cartulina para las portadas.


b) Hay que destacar ciertas fallas en la edición de los referidos títulos:


En 13 fábulas y otros relatos de Richard Montenegro: se imprimió por descuido nuestro la primera y no la última versión corregida, lo cual motivó algunas erratas ortográficas y de puntuación; se le etiquetó como parte de la colección de poesía, cuando pertenece a la de narrativa; la impresión no posee la nitidez ideal.


En Volverme Alúmina de Norys Nicoliello: por error nuestro, el cual lamentamos, el apellido de la autora está mal registrado (Nicollielo, cuando es Nicoliello); igualmente la impresión no es muy nítida. Se sugiere subir uno o dos puntos la fuente amén de centrar los textos poéticos.
En Sobre lo vivido de José Horakyo Guillén, empero, hallamos una notable mejoría en la edición e impresión del libro.

Pese a estas faltas, propias de la dinámica atinente al inicio de un proyecto editorial novedoso en su concepción y alcances, el equipo humano en la Imprenta es lo suficientemente apto y asertivo para asumir el compromiso ante la comunidad de autores y lectores del estado Carabobo. Sólo que la actividad de la imprenta se halla detenida a la espera de los suministros y las directrices funcionales (aparentemente hay confusión y desinformación al respecto, dispensen pues no tengo pistas firmes que sustenten esta preocupación nuestra) que le permitan proseguir en ascenso su tarea. Sin embargo, se siguen recibiendo, revisando y diseñando los títulos a ser impresos en un corto plazo. Así lo esperamos. Dadas estas circunstancias, nos resta hacer las siguientes sugerencias:


1.- Convocar al Consejo Editorial Comunal del Estado Carabobo a una reunión extraordinaria y urgente para tomar una posición crítica ante la situación que hoy nos embarga. En mi condición de vocero de la Red de Escritores, he transmitido la semana pasada mi inquietud a Anaís Silva, Freddy Rojas y Marisela Guevara en conversaciones cara a cara y telefónicas. Ellos también han manifestado su preocupación al respecto y me han mantenido enterado del estado de la situación. Creo que después hay que reunirse con los autores para tenerlos al tanto de tal coyuntura y sus escenarios de solución.
2.- Manifestar por escrito ante el CENAL, la Editorial El Perro y la Rana y la directiva regional y nacional de la Red de Escritores nuestra posición crítica relativa al proyecto de Imprentas Regionales.
3.- Completar la edición completa (impresión y portadas) de 13 fábulas y otros relatos, Volverme Alúmina y Sobre lo Vivido a cómo dé lugar, amén –de ser posible a corto plazo- de regularizar el ritmo de trabajo de la Imprenta Regional. Por supuesto, teniendo en cuenta las correcciones sugeridas con anterioridad.
Sin más por el momento, su amigo



José Carlos De Nóbrega.
PD: Desafortunadamente, no ha cristalizado ninguna de las tres propuestas de trabajo planteadas en este informe (al 30-10-07). Valencia de Santo Tomás El Dídimo, 27 de diciembre de 2007: Sólo creeré si palpo las heridas en sus manos y su costado.

jueves, 15 de noviembre de 2007

LA LITERATURA COMO ESPEJO. Carlos Yusti



Carlos YUSTI


Curtido con la cultura del mercado y el burdel he tratado de hacerme con una cultura lectora para completar mi educación sentimental y menos canalla. Después, uno se aferra a esto de la escritura para no trabajar como el capitalismo manda. En mi ficha de quejas y reclamos está la frase: ha leído mucho, pero ha estudiado poco.


Luego se descubre que la vida va por su lado y que la literatura es apenas un remedo de esa realidad y sigue su propia brújula, especie de espejo de feria que todo lo deforma, lo agranda, lo infla y lo enriquece.


Mucha gente tiende a confundir la vida con la literatura y viceversa. Don Quijote tiene más adeptos que Cervantes, quien para muchos de sus contemporáneos era un escritor insufrible y segundón. A Conan Doyle muchos de sus lectores le preguntaban por Sherlock Holmes, mientras a él como escritor le ignoraban por completo y en verdad tenía más porte de Doctor Watson que de escritor urdidor de tramas policiales eficaces e inteligentes. A Vladimir Nabokov lo confundían con el viejo baboso y lúbrico de su novela Lolita, historia que es un soberano invento del escritor ruso. Confundir la literatura con la vida real (o viceversa) es caer en un craso error de percepción como ha pasado con el “El Guardián entre el centeno”, libro que ha sido prohibido en algunas escuelas norteamericanas por ser la lectura preferida de muchos asesinos seriales y de uno que otro terrorista.


Por esa razón, siempre me coloco a la orilla de Sancho Panza (y dale con lo literario) que era algo así como un aguafiestas de las ensoñaciones imaginativas en las cuales caía Don Quijote. Sancho era la voz de la razón que advertía que la realidad no suele moverse de sus goznes, y que está allí para darle de patadas a los sueños (y dale con la vida mundana y silvestre). La literatura es el álbum de la realidad pasada por la metáfora. Así quienes vayan a la literatura buscando realidad pierden el tiempo. También lo pierden quienes tratan de sacar algo en limpio de los libros sobre la vida. Aquella frase del Adriano imaginado por Youcenar todavía mantiene su límpida lucidez: “La vida me enseñó los libros”.


Escribir libros es un oficio extraño y tiene un ritmo especial. El Fondo Editorial del Caribe, capitaneado por ese caballero nada barroco que es el escritor y poeta Fidel Flores, acaba de editar uno de mis libros titulado “Dentro de la metáfora” y aunque el nombre parece indicar que recorrerá de forma crítica el quehacer poético no es así. El librito más bien trata de los absurdos y paradojas del Universo Literario. Debo agradecer a Fidel el cuidado estético de la edición. Se nota dedicación, trabajo y alto sentido de calidad. El otro libro es de Santiago Key-Ayala, titulado “Cateos de bibliografía”. A Key-Ayala se le conoce más como ensayista histórico, no obstante este pequeño libro es también singular ya que es un cateo bibliográfico que se ocupa de libros no publicados. Pedro Téllez me dio a conocer el libro y quedé fascinado ante la idea de esos libros que se quedan flotando en el limbo de la escritura. A lo amantes de los libros este libro de Key-Ayala les fascinará. Escrito con frescura chispeante se lee con facilidad y asombro. Por su páginas pasan Guzmán Blanco y sus memorias que jamás escribió, Félix Bigote, quien fundó un periódico escrito en cinco idiomas y cuyas obras, que aseguraba, haberlas escrito tenían ese aire de enormidad erudita como su Gramática Latina compuesta en diez volúmenes de 500 páginas cada uno y así otros personajes de literatura a quienes se le perdieron manuscritos o se vieron desbordados por sus proyectos de escritura. Los libros se escriben, o dejan de escribirse, al son de la vida.La vida es una escuela implacable que desencuaderna lo leído, que traspapela el alma con la letra impresa. Sólo se puede comprender la gran literatura si uno se impregna del aroma trágico de la vida, si uno es capaz de aguantar el tufo de la vida desgastándose en los suburbios. Uno va a la vida en son de aprender los lenguajes oficiales del poder, y luego se va a la literatura para enfrentarse con las palabras que trastocan todos los poderes; con esas palabras vivas, quemantes, que son una respuesta contra la realidad y sus turiferarios de turno. Vargas Llosa en su célebre ensayo “García Márquez: Historia de un deicidio”, escribió: “ESCRIBIR novelas es un acto de rebelión contra la realidad, contra Dios, contra la creación de Dios que es la realidad. Es una tentativa de corrección, cambio o abolición de la realidad real, de su sustitución por la realidad ficticia que el novelista crea. Éste es un disidente: crea vida ilusoria, crea mundos verbales porque no acepta la vida y el mundo tal como son (o como cree que son). La raíz de su vocación es un sentimiento de insatisfacción contra la vida; cada novela es un deicidio secreto, un asesinato simbólico de la realidad”.La realidad carece muchas veces de poesía, tiene por supuesto (y en ocasiones muy puntuales) destellos deslumbrantes. Lo que hace la literatura es apoderarse de esos contados destellos y convertirlos en arte. La literatura no cambia la vida y Don Quijote es el mejor ejemplo por esa tenaz convicción de llevar a la realidad cruda lo cocinado en los libros de caballería. Al final Don Quijote recupera la razón y muere de una infección de lucidez espantosa. La literatura no hace más que enriquecer la realidad, le proporciona ese halo maravilloso lo cual le permite al lector percibir la vida de todos los días con características menos previsibles. El lector sabe que a la vuelta de la esquina no están los molinos, sino los monstruos. Que dulcinea lo espera en el descanso de la escalera luego de un agotador día de horarios y ajetreo laboral.


Para escribir sólo se necesita, según lo dicen los entendidos de la literatura, un estilo propio. Para vivir sólo se necesita haber leído mucho y luego salir a la calle para oler la metáfora que trae la realidad metida entre las uñas.

lunes, 5 de noviembre de 2007

I ENCUENTRO INTERNACIONAL DE NARRADORES 2007, VALENCIA, CARABOBO, 8 DE NOVIEMBRE


I ENCUENTRO INTERNACIONAL DE NARRADORES 2007
VALENCIA, ESTADO CARABOBO, 8 DE NOVIEMBRE DE 2007

El Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de Monte Ávila Editores Latinoamericana, junto a la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, la Red de Escritores y el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos invita al Primer Encuentro Internacional de Narradores 2007 .

En este evento participarán una veintena de narradores venezolanos y narradores latinoamericanos. El encuentro tiene como finalidad posibilitar o abrir un necesario espacio para el diálogo entre los más importantes narradores contemporáneos de nuestra lengua y los narradores venezolanos de diferentes generaciones y, a su vez, entre ellos y el público lector venezolano, lo cual, será altamente estimulante, provechoso y enriquecedor para el desarrollo y dinámica de nuestro proceso sociocultural y de nuestra narrativa en particular.

A nombre de la Red de Escritores de Venezuela (capítulo Carabobo), la Plataforma del Libro y la Lectura del estado Carabobo y el Ateneo de Valencia, se les invita al Primer Encuentro Internacional de Narradores que se llevará a cabo en nuestra ciudad, específicamente en la sede del Ateneo de Valencia (Avenida Bolívar c/c Salom), el día jueves 8 de noviembre de 2007. He aquí el programa de dicha jornada:

Taller de Ensayo a cargo de José Carlos De Nóbrega, de 9 am a 12 m.

Taller de Narrativa (cuento) a cargo de Jesús Urdaneta, de 9 am a 12 m.

Taller de Poesía a cargo de Niddy Calderón, de 2 a 6 pm.

Foro: Poética del Narrador Latinoamericano. Moderador: Freddy Rojas. Panel integrado por Laura Mintegi (narradora vasca), Laura Antillano, Orlando Chirinos, Gabriel Jiménez Emán. 7 pm.

Concierto de la Orquesta Sinfónica Bolivariana de Carabobo, 8 pm.

Todas las actividades se llevarán a cabo en la sede del Ateneo de Valencia, ubicada en la Avenida Bolívar cruce con calle Salom.

miércoles, 24 de octubre de 2007

TEOREMAS DE LOS ADIOSES Y LOS AJUSTES DE CUENTA. José Carlos De Nóbrega


TEOREMAS DE LOS ADIOSES Y LOS AJUSTES DE CUENTA
José Carlos De Nóbrega


Ay, cásate y no te quedes jamona que en el cielo tienen su elefante ahora. Héctor Lavoe, canción “Se acaba este mundo” del álbum The Hustle (1968).

¡Qué tarde es comenzar a vivir en el momento mismo en que es preciso cesar! ¡Qué loco olvido de nuestra condición mortal demorar hasta los cincuenta o sesenta años las resoluciones sensatas, y querer debutar en la vida a la edad en que pocos hombres llegan! Séneca, De la brevedad de la vida.

Nosotros tenemos un apetito por las relecturas de lo vivido, los balances y los estados demostrativos de pérdidas y ganancias. Luego nos consolamos fallidamente en proyectos de vida futura, presupuestos y créditos sobregirados que no soportan los efectos erosivos del tiempo abrazado al despropósito. No nos gusta escuchar voces agoreras que cuestionen y hundan en la desilusión la historia de vida que habíamos diseñado con suma prudencia; el escepticismo nos arranca de raíz respecto al confortable espacio de los discursos autorizados, los dogmas y el exquisito y ciego gregarismo de las escuelas de toda índole. Así lo reconoce la voz poética de Carlos Néjar:


Cerrado por inventario

comprando y vendiendo
al detal de estar viviendo,
comercio del tiempo,
peso mis ambiciones

en la balanza de la muerte
y soy tan extraño a mí mismo
que parezco otro.


La mosca se estrella de improviso en el diáfano cristal del parabrisas. Solamente para que no nos demos cuenta que hemos sido víctimas propiciatorias del discurso del poder. Remedando este pequeño, cotidiano y burocrático infierno, Teoría de las Despedidas de Guillermo Cerceau supone una requisitoria contra los recovecos del pensamiento snob, primario y reptil con el que el poder pretende acorralar y aterrorizar al hombre inmerso en la manada bovina que se apresta a la gran degollina. Los falaces hallazgos teóricos de nuestras academias no son más que el eufemismo sobre el cual echa raíces la tiña del poder: esperpento endogámico y falangista que premia con Doctorados y prebendas la medianía, la estupidez y el fraude. No nos conmueven los cuadros apocalípticos y pavosísimos que nos pintan sus autoridades en tanto mera justificación presupuestaria y rentista, ni mucho menos los alaridos revanchistas de los burócratas de siempre, entorpecidos la lengua y el espíritu en el alcohol barato y las hablillas de los brindis por la cultura. Los eventos que pretenden celebrarla tan sólo constituyen obscenos y decadentes pretextos para el narcisismo y el espaldarazo cómplice y lisonjero. Guillermo lo predica sin medias tintas: “nos quedan dos variedades principales de pensadores: aquellos que no tienen nada que decir, pero esa nada la dicen con gracia, con estilo, y que seguirán siendo leídos porque leer, después de todo, es también un placer, y quienes lentamente, silenciosamente, luchan por construir un pensamiento, un discurso, una palabra que sirva de algo (sin necesariamente estar reñida, esta tarea, con la belleza o la complejidad). El tiempo dirá cual de las dos variantes del acto de pensar prevalece, no porque Cronos se ocupe de este sector parásito del quehacer humano, sino porque su destino está ligado a cosas más trascendentes, como las luchas de los pueblos y las artimañas de los poderes constituidos para frenarlas”. Es oportuna entonces la propuesta del poeta Faver Páez que propicia velar en capilla ardiente a estos crípticos pensadores que han hecho perder el tiempo a más de uno (valga el banquete en la modalidad de la Gastronomía de la Miseria).

El texto que da título al libro es revelador de la pericia ensayística de Guillermo Cerceau: No escatima transparencia en el estilo conversado y crítico ni complejidad estructural y paródica; la recensión de una inédita Teoría de las Despedidas, además de homenajear a Jorge Luis Borges de guisa lúdica, apela a la falsificación y a la impostura para desacralizar el acto de pensar y recrear el mundo por vía de la palabra firme y reposada de la sobremesa. Ello “como si el plagio pudiera ser también una forma de parodia y, en última instancia, de distanciamiento crítico”. Del juego plurilingüístico se deriva una serie de teoremas expresivos posibles que tienden a la dialogización. La bivocalidad del discurso ensayístico estriba en la mixtura de las voces y los propósitos críticos tanto del pensador que habla en el manuscrito imaginario como del autor que los refracta. Triturado el contrasentido pervertido de la taxonomía y la preceptiva literaria, queda un dejo de desengaño al abordar un juicio final del cual no se saldrá bien librado.

Precisamente, tal afortunado texto sirve de puente que integra las dos partes del libro: Deserciones y Gestos Teóricos. La primera está referida al ajuste de cuentas a la manera del Bosco expulsando serafines y demonios por el culo o, mejor aún, del Borges real y apócrifo en una insomne confrontación (pero siempre el Uno en el Otro). Es evidente la alusión al descuidado Jardín del Malcolm Lowry de Under the Volcano, “porque un jardín abandonado es siempre el resultado de una mentira, de una falsa promesa”. Bien lo dice Baltasar Gracián, sin mentir no decir toda la verdad que es un desangrar del corazón. La batalla personal contra los Dioses convoca al desencanto, pero trae consigo el ejercicio libertario que es ensayar ante la página o el monitor en blanco. Del diccionario sacrílego de Cerceau extraemos una acepción del verbo Comparecer: “es el primer eslabón en la cadena de hechos que llevan a un enigma a convertirse en conocimiento”. Comparece la repulsión religiosa y positiva en el amor a la apostasía que reivindica la vida en el sambódromo de la plaza pública. En tanto que la segunda parte pulveriza las estancias ridículas de la intelectualidad universal, al punto de asimilarla al circo paródico de sombras chinas que espanta tanto al hombre agazapado en las cavernas como al espectador y habitante del museo del siglo XXI que es el Centro Comercial. Aristóteles dice que los tiranos no lo son para preservarse del frío; nuestro amigo Guillermo apunta que “los hombres viven esclavos porque sus amos no saben dudar”. La Política de Ultratumba puede leerse por partida doble: lo que se ata en el cielo se ata en la tierra, esto es que apedrear mujeres adúlteras o estigmatizarlas al rape por colaboracionistas signifique lo mismo, una apología a la intolerancia y al sadomasoquismo a expensas del sufrimiento del Otro; asimismo la vida es la escala por la que se trepa a Paraísos artificiales que despojan a la humanidad de su derecho a disentir y tropezar varias veces con la misma piedra. Esta es una magnífica y placentera oportunidad de atravesar la pradera como los caballos salvajes que han arrojado de sí a los jockeys, esos viles maestros que enturbian la mirada asombrosa con mezquinas gríngolas. Te conozco bacalao, aunque vengas disfrazao...



Valencia de San Simeón el estilita, 23 de octubre de 2007.



domingo, 21 de octubre de 2007

BESO DE LENGUA. LA NOVELA ENMANTILLADA POR VENIR. José Carlos De Nóbrega


BESO DE LENGUA: LA NOVELA ENMANTILLADA POR VENIR
José Carlos De Nóbrega


Era tal nuestra obsesión que nos bautizaron las pulgas, porque siempre andábamos chupándole las historias a la gente. Richard Montenegro: La Conejera, último cuento del libro “13 fábulas y otros relatos”.

Todavía muchos críticos y lectores desprevenidos aguardan la Parusía de la Novela que nos contenga y explique como nación: esta isla hecha astillas en nuestra precaria memoria. Otros, no menos incautos que aquéllos, negarán la posibilidad del advenimiento del Gran Relato en función de nuestra advenediza y primigenia condición de Capitanía General del Imperio Español. Muy a pesar de la campaña franciscana, villana y urbanística que pretende deconstruir la ciudad –es harto significativo el derrumbe del hotel Excélsior, con su carga de Art Deco, para vindicar el horrendo espejo kitch de la Torre Da Vinci-, la mezquindad de nuestra crítica profesoral y resentida apunta precisamente a los caminos que no han de transitar los lectores. Ha pasado por debajo de la mesa la atenta lectura de algunas notables propuestas que escarnecen el mito de la gran novela venezolana por venir: revisemos, por ejemplo, Círculo Croata de Slavko Zupcic, Parte de Guerra y Los Días Mayores (este último, volumen de cuentos que simula una novela o viceversa) de Orlando Chirinos. En ninguno de los tres casos se halla una fútil y posada sed por la fama y la trascendencia extramuros: el apego a la tierra de confusión que es el país descansa en el asombro y el juego lingüístico, llamada entre líneas a la complicidad y el morbo; los personajes no son arquetipos mohosos ni encarnan valores que salven a la humanidad, por el contrario, son abrasados por un humanismo cotidiano, tierno y poético; la estructura narrativa no copia las imposturas de paradigmas académicos a la moda, va de la mano con los espasmos eléctricos del cuerpo aturdido y ardiente de amor.


Es para mí un placer anclado en la sin razón del corazón, presentar esta fabulosa novela enmantillada que es Beso de Lengua de nuestro amigo Orlando Chirinos. En mi adolescencia -mientras festejaba la lectura de autores como Hermann Hesse, Thomas Mann, Robert Musil y Pancho Massiani (en especial, las novelas de formación o Bildungsroman)-, topé con un precioso y sentido volumen de cuentos titulado Última Luna en la Piel, editado en 1979 por Fundarte. Aún Orlando me debe la dedicatoria de la maravillosa novela En Virtud de los Favores Recibidos, en su primera edición de 1987, la cual sobrevivió el incendio del resto de los ejemplares en el abasto de unos chinos adosados al sol marabino (razón más que suficiente para la reedición cuidadosa que hizo Laura Antillano en el año 2000, para exorcizar el Fin del Mundo). Años después, recibí de Carlos Villaverde el primer y único pago –hasta ahora- por mi escritura: una reseña entusiasta al libro de cuentos Mercurio y otros metales, editado en 1997 por Ediciones Huella de Tinta y Fondo Editorial Predios (el ensayo cobrador de marras se halla en la revista Predios, nº 14, septiembre de 1999). En el año 2005, luego de ver clases con Orlando en el inicio de la Maestría de Literatura Latinoamericana en la UPEL de Maracay, fui sacudido por otra colección de cuentos suyos (que ahora confieso míos y vuestros): Los Días Mayores, libro que habría querido escribir alguna vez, sobre todo Sagrado Vino de los Dioses y Cegato como Homero. Como ven, no hay lugar para la imparcialidad y la ecuanimidad en mi corazón, la literatura de Orlando Chirinos me ha acompañado a lo largo de mi vida como agradecido lector y compulsivo escritor.


Este fervor cómplice no es ajeno al abordar la lectura de Beso de Lengua, novela que para y por la gracia de la Editorial Planeta forma parte de su amplio y diverso catálogo (allá otra empresa –cuyo nombre no vamos a mencionar- que extravió tal fortuna a merced de la estrechez mental y su nomenclatura políticamente correcta de Centro Comercial). Los setenta capítulos de la novela son los discos de 45 rpm que nos conmueven a la beira u orilla de las cervezas, los tragos y las candorosas ficheras en el botiquín. El corpus está transido y estremecido por la saudade que destila la musicalidad polifónica del bolero, el tango y por qué no el fado que se mimetizan en el ejercicio de la palabra poética cantada y bien dicha, sin concesiones a esa hondonada abisal y absurda que separa lo culto de lo popular: “Ahí se nos hizo e’noche. Yo insistí con lo de los tragos y quise animalo parándome pa’poné unos tangos, pero él me dijo na’ de tangos ni de na’, ya se hizo e’noche y estas calles quedan muy solas. Mejor vámonos” (Sin tangos, por favor). La oralidad del concierto variopinto de la calle no necesita de mayor comento, habla por sí misma y ennoblece el discurso literario como tal.


Beso de Lengua constituye una apología festiva a la literatura misma: la parodia del discurso literario se pasea con impunidad entre la angustia de las influencias –trabajada con pulso firme y despiadado por Harold Bloom- y la falsificación que raya en las innumerables lecturas de los clásicos. Bordea el plagio con el mero fin de celebrar la lectura amorosa y cómplice. Por ejemplo, Sancho Panza no sale del limbo al que el ejercicio novelístico lo ha condenado lúdicamente: va del Cándido de Voltaire al Decamerón de Boccaccio inundado de historias que tejen una red ebria y placentera. Valga este sentimental intermezzo: “-¿Tú te has puesto a pensar quién teje las redes? Cada vida, cada historia se va bifurcando y una persona te conduce a otra u otras, y cada una de éstas, a su vez, te remite a otra y así sucesivamente. Algunas se miran entre sí o varias de ellas miran a una y la van armando. Como un juego de espejos ¿verdad?” No hay otra: las voces de nuestros autores amados se apiñan en el imaginario, si bien nos angustia el efecto de repetir versos y líneas formidables proferidos por los textos paternos, no es un contrasentido que los hijos registren y custodien las metamorfosis que del origen se derivan para enriquecer lo que se escribe a la luz del presente.


El novelista -¿el narrador omnisciente, el autor espúreo, y/o el director?- denuncia a Don Miguel de Cervantes el extravío de Sancho, quien cual Rey de la Puntualidad lo somete al escarnio de la espera incómoda y húmeda de la página en blanco: “Sé de autores, obras y personajes que se ahogaron en ese océano pese a las buenas intenciones de los primeros, la perfecta estructura de las segundas y la inocencia, la buena fe de los terceros, que al fin y al cabo están condenados, (los personajes) como los del Infierno de Alighieri, a ser lo que son, por los siglos de los siglos amén. Sostengo que ellos son los que portan sobre sus hombros la mayor carga. Son, y me disculpa la expresión: los pagapeos”. Sin embargo, la sátira no sólo conduce a la risa compasiva que falla en consolar al autor preocupado por la página perfecta o la colocación de una escurridiza y perturbadora coma; el lector se encontrará con un cuadro abigarrado de personajes hermosísimos y conmovedores, recreados a la sombra de la nostalgia, la desilusión y el amor en sus implicaciones más caras y viscerales. Apelar al discurso fotográfico no descansa en la parafernalia del discurso transgenérico, cuando no se tiene nada lindo que decir; por el contrario, como bien lo exponía con crudeza la cámara de Lissette Model, se trata de golpear el estómago inmisericordemente, sin concesiones a los discursos autorizados y a la estandarización de la belleza: “-¿De qué sarcófago sacaste ésta? ¡Madre mía! Este es el cafetín del galleguito Castro. Cada quien cogió su camino ¿no? Lo que más me impresiona es la cara de felicidad que la mayoría tiene. Bueno... a esa edad la felicidad es fácil, no cuesta casi nada, te empeñas en almacenar esperanzas ¡hazme tú el favor!” Es admirable no sólo la ternura polifónica de la novela, en el carnaval del habla que es el mercado periférico, sino la transición que va del texto de formación al hondo canto de una contemplación aferrada a la madurez de aquél que ama y celebra la vida, eso sí en el esplendor y la miseria. Por lo tanto, no es casual que su lectura me retrotraiga filmes que te hagan balbucear del asombro: Fresas Salvajes de Ingmar Bergman o, mejor aún, Vivir y Los Sueños de Akira Kurosawa. Por otra parte, la novela provoca erecciones de campeonato, orgasmos titánicos que estremecen hasta la cartilaginosa consistencia del alma: el agradecimiento no escatima el entusiasmo patente en la pelusilla eléctrica que acaricia la espina dorsal mientras le hacemos el amor a una bellísima puta acodada en la ventana, con la ciudad a su merced.


Sin duda, el lector tendrá la sartén por el mango en el puente que le tiende la implacable poesía de este Beso de Lengua, inequívocamente carnal y voluptuoso. No está de más un prudente consejo: Maneje con precaución: lenguas en la vía.


Valencia de San Simeón el estilita, 20 de octubre de 2007.

martes, 16 de octubre de 2007

MARISOL CONVERSA CON EL POETA ARGENTINO EMILIANO BUSTOS


Emiliano Bustos, invitado internacional de la Filven
El blog no genera mucha reflexión

Marisol Pradas

Foto: Edsau Olivares.

"La influencia de mi padre en mi propia poesía aceleró y determinó lecturas, y, probablemente, acortó caminos. En mi primer libro hay elementos que me emparentan con ciertos elementos de su poesía (puede ser lo fantástico, lo misterioso, así como también el fragmento), y, por lo demás, yo siempre establecí una relación de familiaridad, presente en citas de su obra en mis tres libros. De todos modos, las comparaciones serían inexactas, en uno y otro sentido" escribió un tiempo atrás Emiliano Bustos en la página Web La tecl@ Eñe, buscando unir su labor con la de su papá, también intelectual.


Cuatro años tenía Emiliano Bustos cuando vio a su padre, Miguel Angel, por última vez. Se lo llevaron esposado en 1976 -a dos meses del golpe- un grupo de efectivos militares para engrosar la lista de los llamados desaparecidos de la última dictadura militar argentina. De los que no se supo ni qué les sucedió.


Era periodista y escritor. Con una exitosa carrera profesional, con libros, ensayos y alrededor de 170 artículos publicados, que revelan su ímpetu y su fuerza, hoy, regresados a la luz, en el libro, producto de una recopilación minuciosa y amorosa, por parte de su hijo, poeta que vino a Valencia, invitado por la III Feria Internacional del Libro.


¿Su madre también muere producto de la lucha por hallar a Miguel Angel Bustos?
Su estado general no fue el mejor después de esa situación, perdió el trabajo, si bien no había listas negras puntuales donde hubieran nombres escritos, sí existía la situación de que los familiares desaparecidos eran segregados socialmente, hasta tiempo después de acabar la dictadura. Ella trabajó activamente con organizaciones de derechos humanos durante años hasta que falleció.


¿De qué forma lo marcó esta vivencia estando tan pequeño?
Es una marca que queda siempre en todos los aspectos..., es difícil de evadir esa situación y de que todo lo demás no tenga alguna reminiscencia de eso. De todos modos, la vida, por supuesto, sigue y hay otras cosas... Por eso este libro, Miguel Angel Bustos, prosa (1960-1976), fue una forma de recuperar un legado que estaba perdido en hemerotecas, en archivos.


El año que viene publicaremos la poesía completa de mi padre quien perteneció a la generación de poetas argentinos del 60', que junto con la generación del 22', de Borges y Marichal, fue quizás la más importante del siglo XX, a nivel literario y poético, en Argentina.


¿Hacer este libro le liberó del dolor y la ausencia?
Sí. Es una forma de trabajar con la recuperación de la memoria. En Argentina a partir del gobierno, particularmente, de Néstor Kirchner hubo un trabajo importante en ese sentido, de darle un espacio importante a los organismos de derechos humanos y la recuperación de todo lo que sucedió durante el proceso; las consecuencias.


Por ejemplo, en el centro clandestino mas emblemático, de detención, que hubo en la ciudad de Buenos Aires, la Escuela de Mecánica de la Armada, enclavado en plena capital, se entregó, ahora, el edificio, para hacer allí el Museo de la Memoria.


¿ De qué trata "Trizas al Cielo", su primer libro publicado?
Es un libro de poemas breves, cargados de imágenes, más simbólicos. Tienen un aire surrealista. Fui modificando en libros posteriores el estilo, poemas más largos; más narrativos.

¿Qué está sucediendo en su país en materia literaria?
En Argentina, en Buenos Aires, hay bastante nivel tanto de lectura como de escritura. Un trabajo importante de recuperación del lenguaje poético, a partir de las dos últimas décadas. Mucho movimiento, publicación de revistas; antologías, mucho movimiento en páginas Web.
Ha habido un cambio cualitativo importante en relación a otros momentos, particularmente el periodo de la dictadura, cuando se paralizó la producción artística en todos los ámbitos.

¿Qué impresión de la cultura venezolana tiene?
A Venezuela llegué apenas hace unos días. Lo que veo y me llama mucho la atención, muy gratamente, es la relación que se está dando entre la gente y las actividades de la Feria Internacional del Libro, pues a partir de su descentralización, hace un par de años, por lo que me explicaron, que se salió de Caracas, que se haga en tantos lugares del interior de Venezuela, me parece fabuloso.


¿No es así en Argentina?
Comparativamente hablando, la feria del libro sólo se hace en Buenos Aires.

¿Cuánto le aporta o cuánto le resta Internet a la literatura?
Los aportes son indudables. Allá hay mucha discusión con el tema del blog, supongo que aquí también, porque el blog es una forma de literatura bastante fácil. Cualquiera arma uno.

¿Con mucha independencia?
Sí, que no genera ninguna clase de reflexión. Se supone que cualquiera baja cualquier cosa y se supone que eso es literatura y no siempre es así. Sucede como con todo, habrá quien hace bien las cosas y quien no... pero no lo veo como tan positivo.


¿Qué le recomienda a la juventud interesada en aprender?
Que lean. Eso es fundamental. En Buenos Aires hay mucha lectura sobre los libros, de crítica, pero no tanta lectura directa sobre los libros. Se lee sobre Vallejo no los libros de él que, lamentablemente, no son tan leídos.


¿Qué proyecto tiene para el año que viene?
Va a salir un nuevo libro mío que se llama "Chita" y por lo pronto voy a seguir escribiendo.

¿Por qué su libro tiene el nombre del guepardo?
A mi siempre me gustaron los felinos. Siempre tuve gatos. Mi padre era un amante de los gatos. La literatura tiene una tradición de los gatos. Son poemas de la época de mi primer libro. Lo escogí como imagen, en realidad.

Emiliano Bustos, poeta y dibujante, nació en Buenos Aires en mayo de 1972. Estudió dibujo con Hermenegildo Sábat (ilustró Las Fábulas Fantásticas de Ambrose Bierce (Errepar, 2000); y teatro con Alejandra Boero.

Fue actor de la obra "El tren de las cuatro y treinta", representada en varias oportunidades durante 1993/94 en el auditorio de la Facultad de Psicología de Buenos Aires, en el marco del cierre de la investigación -llevada a cabo por el Movimiento Solidario de Salud Mental, y apoyada por organismos internacionales de Derechos humanos- sobre las "consecuencias psicosociales en niños y jóvenes latinoamericanos, afectados por la violencia institucionalizada y la guerra" en Argentina, Chile, Guatemala y El Salvador.

Poemas suyos fueron incluidos en un volumen colectivo titulado El lenguaje de un gesto (1993). Publicó Trizas al cielo (1997), mediante un subsidio a la creación de la Fundación Antorchas, Falada (2001) y 56 poemas (2005).

En 1998 le fue otorgada la beca de la Fundación Antorchas para participar de un Taller Pluridisciplinario de Experimentación Escénica, coordinado por el director teatral Rubén Szchumacher, del cual participaron escritores, artistas visuales, músicos y directores teatrales.
Desde 2001 realiza investigaciones literarias ("Literatura y censura en el período 1976/1983"; "Poesía argentina desde los 80' hasta la actualidad") como becario del Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires. Poemas y artículos suyos fueron publicados en revistas de Buenos Aires, como Diario de Poesía, Hablar de Poesía y Tres Puntos.


Participó de los volúmenes colectivos Por Tuñón (Ediciones del CCC, 2005) y Tres décadas de poesía argentina, 1976-2006 (Libros del Rojas, 2006). Compiló y prologó la obra en prosa de Miguel Angel Bustos (Ediciones del CCC, 2007).


En 2005/06 escribió los textos de catálogo de la Línea Joven de Artes Plásticas del Fondo Cultura BA. Participó del VIII Festival Internacional de Poesía de Rosario (2000), del II Festival Latinoamericano (Salida al mar, 2005) y de las Lecturas de Primavera en Buenos Aires (2006).

TEÓFILO. José Joaquín Burgos


Indocencias
Teófilo
José Joaquín Burgos


De feria anduvimos. Feria Internacional del Libro de Venezuela, que bien puede llamarse así, porque ahora en nuestro país el gobierno edita en proporciones jamás experimentadas y ésta, si así puede decirse, rompiendo élites para llegar a todos los estratos. Ediciones bien cuidadas, atractivas, dignas del autor, de los lectores, del editor y del país. Y, sobre todo, económicas, muy económicas. Esta Filven fue, realmente, regocijante.


Además de la tradicional expoventa, hubo un vasto programa de recitales, conferencias, foros y encuentros. Concebido, hasta donde me sea posible decirlo, no para un grupo sino para toda la población. Filven, como debe serlo cualquier otra feria de materia intelectual, no es gobiernera ni escuálida: es un encuentro de valores que están por encima de pequeñeces grupales o de intereses manejados por los grandes medios del poder mediático internacional. Y eso es grato decirlo.


En fraternal reunión con los poetas Oswaldo González, Jon Jairo Ballesteros, Luis Alberto Angulo, José Carlos de Nóbrega, y dos bellísimas muchachas también poetas; reunión continuada después con Richard Montenegro; Zayda, Andrés y Guillermo Cerceau, Lenín Sánchez, Nora Guédez y otros amigos, surgió el recuerdo de Teófilo Tortolero, fabuloso poeta universal nativo de Nirgua y forjado aquí en Valencia.


Pensamos, y así se lo proponemos al Gobierno de Carabobo, que es justo (y necesario, como se dice en la misa) crear un premio en homenaje suyo, quien bien lo merece.


No significará esto echarle olvido a Vicente Gerbasi, Daría Clemencia Camarán (nativa también de Nirgua), Pedro Francisco Lizardo, Eduardo Herrera, Luis Eduardo Chávez, Manuel Alcázar y tantos otros, sino reconocer la universalidad de este escritor graduado de abogado en la UC y de poeta en la vida valenciana; un poeta que, así lo creemos, perdurará en el tiempo como los que realmente han sentido y sienten arder en su vida la llama del tón poiéos, Teófilo Tortolero es una referencia que deben conocer y estudiar las generaciones, en fin presentes y futuras.

FILVEN tuvo resonancia popular. Dentro de pocos días, será FILUC-2007.


En Valencia, gracias a Dios, siempre suceden cosas hermosas.

INVITACIÓN A VIII FILUC 2007


Estimados Amigos: Les invitamos, a nombre del Grupo de Incursiones Culturales y Científicas Li Po, a los siguientes eventos en el marco de la VIII Edición de la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (FILUC), el cual se llevará a cabo en el Centro Comercial Cristal de Naguanagua, justo detrás del Centro Comercial La Granja, entre el 20 y el 28 de octubre de 2007:

Sábado 20 de octubre de 2007: Presentación de la novela "Beso de Lengua" del escritor Orlando Chirinos, a cargo de Laura Antillano y José Carlos De Nóbrega. Salón Macondo, 4:30 pm.

Martes 23 de octubre de 2007: Conferencia de Guillermo Cerceau titulada "La Mirada de la Crueldad, una exploración de la sensibilidad frente a la representación gráfica". Salón Macondo, 4 pm. Moderadora: Lyerka Bonanno.

Martes 23 de octubre de 2007: Presentación de los libros "El Elefante Muere" y "Teoría de las Despedidas" de Guillermo Cerceau, a cargo de José Carlos De Nóbrega y José Joaquín Burgos. Salón Macondo, 5 pm. Moderadora: Lyerka Bonanno.

Además, se les notifica que los sábados de noviembre (incluyendo el 1° de diciembre) reiniciamos nuestras actividades en la sede de Librerías del Sur, 10:30 am. Esta vez tendremos el Ciclo de Charlas NOVIEMBRE ALUCINANTE 2007, pretexto afortunado y placentero para conversar sobre autores como Tolkien, Ray Bradbury, Ítalo Calvino, Bruno Shulz e Isaac Asimov.

Sin más, vuestro pana agradecido José Carlos De Nóbrega.

miércoles, 10 de octubre de 2007

LÍNEAS AGRADECIDAS A III FILVEN 2007


Nos llena de satisfacción, sazonada por el placer y la solidaridad, la realización exitosa de nuestra III Feria Internacional del Libro de Venezuela 2007. Agradezco al equipo con el que nos tocó en gracia compartir afortunadas vivencias durante cinco días: el pulso firme de Freddy Rojas en la configuración del ágape; la incansable y asertiva presencia de Chemir Colina en pasillos y pabellones muy invadidos por su ternura; la belleza y la consecuente diligencia de Roxelys y la china Claudia; el apoyo imprescindible de Antoinette Antypas, comunitaria como siempre; la bondad sin par de José Félix Peraza al frente del museo de la palabra que es hoy la Biblioteca Feo La Cruz (su personal bregó sin pausa ni quejas en el espíritu de una bullente colmena) ; el refrescante aliento que nos transmitió Marielsa Rodríguez, acompañada del entusiasmo y la bella sonrisa de su nieta; el humor afrocaribeño de José Manuel; la solidaridad y el empeño impecables de Niddy Calderón en la organización y el acompañamiento de la programación literaria y cultural. En especial, confesamos nuestra deuda a los escritores y artistas que acudieron al llamado de esta fiesta del libro (en tanto ponentes y fieles espectadores, intercambio sabroso de roles que nos honra y enorgullece). Valgan mil bendiciones a aquellos que me acompañaron en mi primera experiencia como editor: los autores Richard Montenegro, Norys Nicoliello y José Guillén, amén de mi amadísima Anaís Silva en la diagramación y Héctor Villagómez en la hechura de los tres encantadores libritos. Nos vemos pronto: GRACIAS TOTALES. El hormigueo nervioso de la emoción me impide seguir. Sin más, vuestro amigo que los quiere


José Carlos De Nóbrega

domingo, 30 de septiembre de 2007

SIETE SELLOS DIABÓLICOS. José Carlos De Nóbrega


SIETE SELLOS DIABÓLICOS
José Carlos De Nóbrega

Por favor permitidme presentarme.
Soy un hombre de fortuna y buen gusto.
(...)Mucho gusto, espero que ya conozcáis mi nombre
Pero lo que os intriga es la naturaleza de mi juego.


Sympathy for the Devil, The Rolling Stones.


1.- Existen tres fuerzas, sólo tres fuerzas en la Tierra, capaces siempre de dominar y cautivar la conciencia de esos débiles rebeldes, para su felicidad..., y esas fuerzas son: milagro, misterio y autoridad. Tú rechazaste la una, la otra y la tercera y diste ejemplo de ello. Fedor Dostoievski. En el apartado “ El Gran Inquisidor ” inserto en la novela Los Hermanos Karamázovi, Dostoievski se flagela a sí mismo en la apostasía, bordeando la epilepsia: El Inquisidor demoniza a Cristo en una inoportuna y segunda venida a la Tierra. La fe sobreviviente y comunitaria de las Catacumbas fue degradada por la burocracia clerical en el discurso de poder romano revisitado, transfigurado en la cabeza de pez y el cayado papal. Ya lo había observado Arturo Graf: “Sin el Imperio romano Satanás hubiera resultado muy diferente de como es o fue”. Los hermosos pezones de la Magdalena Penitente de Tiziano, nos reconcilian con la complacencia del ojo ante la brutal belleza de las cosas. ¿Que qué pensamos del Amor? Que es la única antípoda del Poder. La Venus de Urbino aguarda en el lecho y nos perturba en el desafío. No en balde, los anacoretas de Miguel Otero Silva aún monean los olivos para mirarle las tetas a la Magdalena, en vez de administrar las posesiones materiales de la Iglesia obtenidas en un trueque de Ultratumba: a cambio del Cielo por venir. La vil institución tripartita no sólo entenebrece la mente y el cuerpo, sino también incita a la amputación onanista; revisemos para qué sirvió la mano cortada del padre Sergio de Tolstoi: indicar a una sensual mujer el camino a la tumba de un convento y no al calor de la cópula comunitaria y apetitosa. La compulsión por la vida es lo diabólico, pues la metafísica rebelde le disputa el lugar al mito y a la alienante ritología que convocan a manadas bovinas y resignadas. La satanización del otro es mutua en la confrontación religiosa, filosófica, política e ideológica. Años más tarde, Martín Lutero azuzará al Diablo arrojándole un tintero o maldiciéndolo con su feo culo flatulento; sólo así culminaría la traducción de las Santas Escrituras en lengua vulgar. Se apelará a San Juan, el viejito bonachón exiliado en la isla de Patmos –me lo figuro igualito a Briceño Guerrero-, para descalificar a la gran puta purpúrea que es la Iglesia Católica, o a la Bestia que sube del mar (los psiquiatras) o la que sube de la tierra (trotkistas, revisionistas y anarquistas). La exégesis no desentrañará el misterio de la vida, por el contrario, nos distraerá criminalmente del goce libertario de amar al otro con sus virtudes y defectos. El beso de Cristo al Gran Inquisidor estremece al jesuita, pero no lo persuade de sostener en el tiempo un discurso de poder vertical e insomne por amor a la humanidad. Como lo apunta Albert Camus, la tragedia de Iván Karamázovi descansa en la abundancia de amor sin objeto, en el mero silencio de Dios: el beso de Alioscha, que cierra la disputa, lo retrotrae empero al afecto originario:
-¡Plagio!- exclamó Iván, pasando sin transición a cierto entusiasmo-. ¡Eso lo has tomado de mi narración! Pero gracias, no obstante. Levántate, Alioscha; vámonos, que es tarde para los dos.

2.- Satanás, s. Uno de los lamentables errores del Creador. Habiendo recibido la categoría de arcángel, Satanás se volvió muy desagradable y fue finalmente expulsado del Paraíso. A mitad de camino en su caída, se detuvo, reflexionó un instante y volvió.
--Quiero pedir un favor --dijo.
--¿Cuál? --Tengo entendido que el hombre está por ser creado. Necesitará leyes.
--¡Qué dices miserable! Tú, su enemigo señalado, destinado a odiar su alma desde el alba de la eternidad, ¿tú pretendes hacer sus leyes? --Perdón; lo único que pido es que las haga él mismo.
Y así se ordenó
. Diccionario del Diablo, Ambrose Bierce.

Por tal razón, el Psiquiatra del Diablo aduce (bajo la lluvia de verduras podridas) que su paciente es una institución presidida por la mixtura. Cristo indaga el nombre de ese arcángel caído: Me llamo legión porque somos muchos. El mismo Bierce define el Pandemonium como el antiguo lugar de todos los demonios que hoy sirve de sala de conferencias al Reformador Vocinglero. No es sorprendente que los teólogos estimen su número entre una décima parte de los ángeles de Dios declarados en estado sedicioso, hasta los diez mil billones de bichos. Mucho menos asombra que el Infierno se caracterice por el sinnúmero de estancias burocráticas y castas satánicas (Lucifer Rey; Belial Virrey; los gobernadores Satanás, Belcebú, Plutón y Astarot; doce espíritus familiares, cinco ministros y un secretario de actas, por supuesto). Para T. S. Eliot, los poetas malditos como Baudelaire y Rimbaud buscaban a Dios a la inversa: fastidiando al Diablo en la entonación de letanías sin fin: ¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria! No se justifica la aniquilación de nuestro coro anárquico, edípico y multipolar por vía de la homogeneización del alma. Tal es nuestra desconfianza en las religiones oficiales y las babosadas que campean impunes en los pastiches de la literatura de autoayuda –todas esconden su sustrato dogmático tras un pluralismo de papel-. En el cuento La última cena, Héctor Murena refiere la paradójica y oscura historia del cuadro homónimo de Leonardo: Cristo y Judas Iscariote se hermanan en el mismo hombre que le sirvió de modelo, adosado un alivio que tranquiliza al artista en el asombro.

3.- Cuando encontró a San Antonio
dándose golpes de pecho,
dijo furioso el demonio:
¡Qué curita tan arrecho!


Las Celestiales, Miguel Otero Silva.


Es evidente la alusión a San Antonio torturado por demonios de la más variopinta ralea. Recordamos a Job persistiendo en su fe, apremiados el espíritu y la carne por situaciones de extrema desgracia. ¿Qué tal si ambos hubiesen blufeado a Dios y al Diablo impunemente? No estaría de más que un benévolo copista registrara esta partida de truco para la posteridad, con gritos e imposturas en la mismísima cara de Dios. Prometeo, encadenado pero pícaro, sentiría que la afrenta estaría bien lavada.

4.- La rebelión metafísica es el movimiento por el cual un hombre se alza contra su condición y la creación entera. Es metafísica porque discute los fines del hombre y la creación. El Hombre Rebelde, Albert Camus. Lamentablemente el amor de Prometeo por la humanidad ha sido mal correspondido: iluminar o esclarecer la conciencia de los hombres por vía de la conjunción de lo profético y lo poético supone el desarraigo y el ostracismo. El debate trascendental que implica la transformación del mundo en la destrucción del status quo, en el necesario defenestramiento de todo principio de autoridad vertical, se elude y pervierte en la hipérbole que es la sustentación de teorías conspiracionales aferradas al pensamiento unidimensional, mítico –desprovisto de todo lirismo- y atávico. A tal respecto, la disolución de lo racional topa con la figura del Anticristo como recurso de la propaganda reaccionaria, independientemente del giro a la izquierda o a la derecha. Indudablemente que el mito del Anticristo transita la vía equívoca que va de la leyenda –preñada de superchería medieval- a la propaganda política –en procura de chivos expiatorios en la consolidación de una utopía, sea el Reich Milenario Nazi o la dictadura del proletariado mediatizada por la nomenclatura y la burocracia del Partido-. Va de la mano con el también legendario tema de la conspiración judía mundial, o más bien la eufemística cuestión judía, la cual constituye la mera excrecencia del antijudaísmo de la institución cristiana que la impuso profundamente en la cultura occidental (al punto de tomar por asalto la esencia del discurso marxista soviético con sus Gulags y aislados lobos esteparios).
Si bien tenemos un Anticristo literal que proviene de las especulaciones de los protestantes fundamentalistas (Hal Lindsey y John F. Walvoord, quienes reviven de manera maniqueísta a Teddy Roosevelt, el cazador magníficamente recreado por Darío), o del ya decadente histerismo católico patente en la intoxicación mística ante finiseculares apariciones marianas en paisajes bucólicos, paredes escoriadas por filtraciones o puertas de baño; algunos de los nuestros -aquí Conrad da palmadas cómplices en la espalda de los lectores- como Dostoievski, se han aproximado a las contradicciones, crisis y contramarchas de nuestra sociedad invocando a un Anticristo literario o de ficción. El Gran Inquisidor, amén de las alusiones al Anticristo en algunas novelas y en el Diario del Escritor, pulveriza la falaz e interesada hermenéutica de predicadores y propagandistas de oficio, más pendientes de hacer y aterrorizar prosélitos que de auscultar en la profecía el rostro paradójico de la condición humana. Se nos antoja magistral e imprescindible a la hora del debate como Heart of Darkness de Joseph Conrad, pues hurga sin armisticios ni cortapisas la vocación y el ejercicio del poder: El Inquisidor se sabe manipulador y sojuzgador de los hombres que cambian la primogenitura (el libre arbitrio y el albedrío) por un suculento y confortable guiso de lentejas. Reconviene a Cristo su rechazo al milagro, misterio y autoridad, pues achica y dificulta el camino de salvación (su contrario es el ejercicio desenfadado y responsable de la libertad) trocada en una existencia digna y decorosa –si no veámonos en el tenebroso y burgués espejo del Iván Ilich de Tolstoi-, sin apuesta ni afán respecto a la quijotesca empresa de transformar el mundo.
Por su parte, Carl Gustav Jung afronta la crítica a la morbosa y harto castrante escatología pre y post-milenarista que nos hace calzar el puritanismo (provenga de dónde provenga). Manifiesta que el Anticristo complementa de manera justa, necesaria y natural a Cristo, sin que sea posible ninguna disociación contra natura (tal como lo pretendía la óptica positivista y victoriana del doctor Jeckyll, no la ramplonería y el mal gusto impuesto por Hollywood). Lo cual corresponde con el misticismo inverso de Baudelaire y Rimbaud, además de la mordacidad anarquista y furibunda del Marqués de Sade, para quienes la búsqueda de la esencia debía comenzar en el muladar, en el cieno, en la dispersión de los sentidos, en la mismísima concupiscencia. En otras palabras, es “la manifestación final kenótica (de autovaciamiento) de Cristo”; nos despojamos de nuestros miedos, tabúes y terrores atávicos con complacencia a los efectos de confrontarnos a nosotros mismos sin el riesgo de “quedarnos en el viaje para siempre”, sea la infusión de campanita, el peyote o la heroína aliados o señores nuestros.
Se ha esgrimido la terrible estampa del Anticristo literal, muy pertinente la categoría patentada por Bernard McGinn en El Anticristo. Dos milenios de fascinación humana por el mal (1997), así como la inminencia del peligro judío, el terrorismo islámico o la amenaza amarilla, no sólo arraigada en intereses políticos, económicos y territoriales bien concretos; sino también a partir de nuestros miedos salvajes e infiernos particulares que ameritan el sacrificio del otro, nuestro prójimo, para sublimar y sustituir obscenamente la mutilación de nuestros apestosos y contaminados miembros. Entonces, “tratamos de flagelarnos en el onanismo de nuestras ensoñaciones piadosas” (Dietrich Boenhoeffer dixit), temerosos e histéricos siempre de una repentina muerte que intentamos postergar a través de la sangre que se coagula en la piedra del sacrificio.

5.- Y levantando a los techos de los edificios, por arte diabólica, lo hojaldrado, se descubrió, la carne del pastelón de Madrid como entonces estaba, patentemente, que por el mucho calor estivo, estaba con menos celosías, y tanta variedad de sabandijas racionales en esta arca del mundo, que era la del diluvio, comparada con ella, fue de capas y gorras. El Diablo Cojuelo, Luis Vélez de Guevara. Tal es la virtud de Lucifer o del diablo cojuelo: convertir el espionaje tras la persiana americana en otra de las bellas artes. No hay distinción entre la curiosidad y el morbo, pues ambos son el bisturí para la necropsia de ley. El Aleph de Borges es una travesura satánica, difuminada la pálida imagen fantasmal de la amada. El conocimiento aparejado a la metodología es un camino crítico que afecta hasta el acto de cepillarse los dientes, como bien lo escribe y practica el poeta Oswaldo González. Es el sueño muy humano de hacerse del don de la ubicuidad.

6.- Tres vueltas de Carnero/ Te fuiste por el agujero/ Todos los groseros a bailar encima de lava volcánica/ Súbele volumen a la música satánica. Tango del Pecado, Calle 13. El Diablo ha sido un invitado o, mejor aún, socio de inestimable valía en el mercado de la música popular. Sin perder de oídas las hazañas de Florentino en el contrapunteo con el indio de las tinieblas, el rock tomó prestada la esencia del Diablo como Discurso. Lo cual va de la rebeldía libertaria de The Rolling Stones al efectismo medieval bien logrado de agrupaciones como Black Sabbath (recientemente un reality show, The Osbournes, nos muestra a un Ozzy común, tieso y tembloroso paterfamilias burgués devorando los burritos en casa y los murciélagos crudos en el pandemonium del escenario). Marilyn Manson es un fanático evangélico que, como de costumbre, ha vivido a expensas del prestigio de Satanás: su estética musical y visual se asemeja sospechosamente a la decoración interior de las camionetas de pasajeros que vincula lo prosaico y lo pornográfico (si su hija sufre y llora, es por un chofer señora) a los sensibleros afiches románticos de Hello Kitty y el monstruo de Tazmania. El erotismo del reaggeton, en la mayoría de los casos, no pasa de los orgasmos fingidos de Micaela cuando visita a su doctor. Sin embargo, los narcocorridos constituyen un raro hallazgo, pues edifican la épica de los narcotraficantes contra el doble discurso del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Surcos como Cruz de Marihuana y Sigo Torcido son declaraciones inequívocas de principios que afectan a los compositores, intérpretes y personajes recreados. Por ejemplo, en El Cura un sicario perdona la vida a uno de sus encargos; sólo que el sobreviviente se disfraza de cura, lo cual obliga al asesino a darle cuatro balazos con su pistola escuadra como un acto de fe y militancia a la manera de la Compañía de Jesús. El Demonio acompaña a Cantinflas en Ahí está el detalle: ¿Cuál es su gracia? El Don de la Palabra. Nos queda entonces la pregunta capciosa del personaje encarnado por Kevin Spacey en Sospechosos Habituales: ¿Cómo le disparas al Diablo?

7.- Yo me estuve quieto, fumándome un rubio sin apuro, mirándolo ir y venir sabiendo que perdía su tiempo, que volvería agobiado y sediento sin haber encontrado las puertas del cielo entre ese humo y esa gente. Las Puertas del Cielo, Julio Cortázar.