sábado, 11 de abril de 2009

UNO DE NUESTROS PRIMEROS DOCUMENTOS: CONTRIBUCIÓN PARA UN MANIFIESTO CULTURAL



Contribución para un Manifiesto Cultural
Secretariado Cultural de Carabobo


Con estos mares de politización que vivimos en Venezuela, la posibilidad del artista gráfico o bien se multiplica a la ene o se colapsa y desaparece, no su obra ya desarrollada, estructurada, impresa y mostrada al público.


La carencia de cuadros y de concepto, la necesidad de complacer al "MANDAMÁS" del espacio laboral trastoca la creación y la posibilidad de enriquecer el discurso visual.


Llenos de carencias a nivel artístico y académico, la razón del efecto inmediato se hace urgente y la posibilidad de la trascendencia se vuelve transitoria.


Dentro de este proceso de cambios que hoy vive la república, el cual a veces es participativo, a veces protagónico y otras muchas descorazonadamente criticable, la mal llamada oposición carece de talento suficiente para hacer de su discurso objeto de deseo por alguien. Pocas veces en la vida republicana tuvimos partidos políticos que hicieran tan poco eco en el corazón y el cerebro de los venezolanos de a pie, de a moto o de a carro.


Muchos los ven con expectativa de saber qué van hacer ahora, pero si los “COMANDOS DE LA RESISTENCIA” combaten los embates de un ratón de whisky de 18 años y muchos de los “nuestros” tienen una batalla sin cuartel por un puesto privilegiado en las listas de elección popular, “QUIZÁS TAMBIÉN TRATANDO DE PASAR LA PRUEBA DE LA RESISTENCIA DEL MAYOR DE EDAD”, el discurso artístico, plástico, poético sigue sacrificándose en beneficio y el deseo del director o directora de cultura de turno.


Los cuadros artísticos de la revolución muchas veces terminan en la nómina gubernamental, otros, la mayoría, su comportamiento “el del artista” pasa a la nómina del olvido y si algún jerarca lo cataloga por un comentario, una pregunta bien o mal estructurada, si alguien de la oposición o el gobierno lo encasilla en algún lugar donde el "MANDAMÁS" considera que debería estar, se transforma en triste paria de las circunstancias.


De las cosas nobles de la política, el arte y la revolución tenemos que comentar los meses en que el poeta Gustavo Pereira dirigió la Revista Nacional de la Cultura. Pocas veces se observó tanta apertura, el discurso firme pero exquisitamente bien afincado que Pereira le dio a la de por sí ya magnífica revista, encendió el fuego interior de muchos y muchas, que la veíamos como una quimera, donde no sólo era necesario el talento, sino el pistón y la palanca política. Para Pereira el pistón y la palanca eran la inteligencia, el concepto y la belleza incorporada a cualquier obra que pudiera ser publicada.


Pero al parecer los tiempos de la Cuarta siguen a la zaga de la Quinta y la manera y forma de desarrollar, estructurar, aquilatar el discurso artístico sigue siendo muy parecido, salvo nobles y aceradas personalidades que marcan la diferencia. Farruco una de ellas, planificador, poeta, ensayista, pintor y amigo en serio de Alfredo Maneiro.


Farruco y su equipo estructuraron y sacaron del ostracismo a cientos de jóvenes escritores con colecciones que ellos iniciaron, sacaron de la manga la editorial "EL PERRO Y LA RANA", distribuyeron millones de libros a lo largo y ancho de nuestra geografía, fomentaron “LA CANCION NECESARIA”, catapultaron con nombres atractivos operaciones para distribuir y entregar a cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas textos de la literatura universal como ‘’LOS MISERABLES”.


Muchos camaradas pensamos que podríamos multiplicar el esfuerzo iniciado por las ‘"MÁXIMAS AUTORIDADES "de la cultural nacional.


La república vive en estos momentos una gran movilización cultural, pero no vivimos en un estallido de cultura y de razones. Es como si despertáramos de un largo sueño o a veces nos percibimos en esa carga de “demencial tranquilidad” de la cual alguna vez escuchamos hablar a Alfredo Maneiro.


Las crisis, su final, su principio son como el amor, indecretables pero si podemos reconocer los síntomas del clímax. Creemos que cultura y proceso se encuentran en el inicio, en el preámbulo de la cópula, el clímax todavía no llega pero el ambiente es el propicio, la nación se siente acariciada, los cumplidos son múltiples, el deseo es evidente, sólo falta conseguir ese o esos detalles para darle a este proceso un estallido y comencemos a llamar a este minuto de nuestra historia “REVOLUCIÓN’’. Ya comentamos de las ediciones y sus bien distribuidos textos, pero cuanta falta nos hace REVENTÓN, AL MARGEN, RESPUESTA, RUPTURA, PUNTO EN DOMINGO, BAFLE, MATANCERO, medios impresos que nos dieron posibilidades de confrontar y confrontarnos, donde el ejercicio era precisamente discutir el discurso. A veces como en el caso de MATANCERO periódico creado por MANEIRO y en sus últimos tiempos editado por José Albornoz, se convirtió en el caldo de cultivo y catalizador de una interesante propuesta de los trabajadores y trabajadoras de la zona del hierro. Lo primero que hicieron Andrés Velásquez y sus muchachos fue mandar a "mejor vida" al impreso que les había dado la victoria en las elecciones sindicales. La palabra impresa siempre es peligrosa inclusive para quien la escribe.
Transformarnos y transformar, luchar contra la corriente y convertirnos en "REBELDES RACIONALES" donde el verbo se convierta en transformador de lo cotidiano y lo aburrido, donde el mutis escape de nuestro comportamiento y donde los vientos de la revolución no soplen a nuestro favor, nosotros y nosotras debemos ser el viento que nos arrastre a nosotros mismos en esa ventolera de cambios que sabemos venir.


YURI VALECILLO.

RAMON BELISARIO.

ISALOREN QUINTERO.

JOSÉ CARLOS DE NÓBREGA.


Agosto de 2008.

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